domingo, 21 de febrero de 2016

Caro Fernández



LOS SILENCIOS DEL SONIDO

    Cansada de la inseguridad, decido invertir en una costosa alarma contra robos para proteger mi automóvil. No soy la única, todos han equipado a los coches con sofisticados sistemas sonoros que alertan a sus dueños cuando son vulnerados. En la noche todas suenan, algunas activadas por  vibraciones del suelo, otras por un perro,  gato o algún transeúnte distraído. Así puedo descansar tranquila hasta el trágico instante en que  me despierto de un sobresalto: ha dejado de sonar una alarma ¿Será la de mi auto?

de Oíd el ruido de rotas metáforas, Macedonia, Morón, 2015.